Muchas han sido las expresiones en torno a los recientes acontecimientos sociales que se han vivido en el País, todo parece haber iniciado con la incursión del candidato del gel a las instalaciones de la otrora Universidad cofee mate, donde de manera natural, los estudiantes, mostraron lo que debiera ser una norma entre la juventud ilustrada: cuestionamiento con pasión y sustancia y porqué no, rebeldía juvenil, (pobres de aquellos países cuyos jóvenes envejezcan tan rápido que no se permitan ser rebeldes; porque necesariamente estarían condenados); el reclamo si bien tenía matices en contra del partido tricolor, fundamentaba su existencia en un hecho mucho más trascendente para la vida nacional: LA TRANSPARENCIA EN LA INFORMACIÓN.
Los hechos, tal como a toro pasado podemos constatar, (aunque esto es una especulación personal), pudieron haber tenido un desenlace distinto, Enrique Peña Nieto, quizá por decisión propia, quizá por falta de asesoramiento adecuado, se presentó en la UIA donde fue abucheado y perseguido entre vociferaciones de “Atenco no se olvida” y gritos de “asesino”; y tras chusca anécdota de refugiarse en un baño, abandonó el recinto universitario con el rabo y la punta de una bota entre las patas.
Especulaba hace un momento que, en este punto podría haberse terminado la anécdota; toda vez que no es la primera ocasión en que se corre a un político entre gritos y mentadas de madre de una Casa de Estudios (aunque el hecho de que ahora se tratara, de una universidad privada si redimensionaba las cosas); el pésimo manejo que se hizo de los hechos en los medios nacionales, fue el detonante que impulsó la bola de nieve que ha caído como una avalancha, si bien en todas las campañas políticas, primordialmente en la del abanderado Priista.
El hecho de que los noticieros televisivos no cubrieran la nota, y en los casos en que lo hicieron, la minimizaran y pasaran imágenes sin sonido, la descalificación contundente de Pedro Joaquín Codwel, tachando a los estudiantes de “un puñado de jóvenes infiltrados que no representan a la comunidad y con la voluntad de crear un ambiente de envenenamiento”, aunado a un enmascaramiento absurdo de los diarios nacionales de Vazquez Raña, de la OEM, que declararon el triunfo del candidato a pesar de la adversidad, y finalmente un video difundido en la página oficial de Peña, haciendo pasar como estudiantes a integrantes de su campaña, conocidos como “ectivistas” y que en realidad, pertenecían a otras universidades, fueron la leña que atizó el fuego de la indignación social, que si bien no podríamos decir gestó, si fue un aglutinante definitivo en la concreción del movimiento antipeñista y antipriista; entiéndase movimiento Soy#132 y todos los que se le sumen.
Visto sin apasionamientos, es; cuando menos extraño, que un partido que se ha caracterizado por operar finamente en sus momentos de crisis, cometiera tantos y tan graves errores al mismo tiempo, desde mi perspectiva, esto solo puede explicarse de una forma: cayeron en su propia trampa, creyeron en su propia campaña, dieron por sentado que la ventaja de su candidato era verdaderamente irremontable, se condujeron sentados desde los laureles de sus glorias pasadas, donde lo importante era la maquinaria, no el candidato (y casi, casi ni sus hechuras, baste y sobre mencionar a López Portillo); y fue la soberbia, el pecado que trajo su penitencia.
Mas allá del costo que estos acontecimientos pudieran generar al Partido Revolucionario Institucional y que habrán de evidenciarse, cuanto más tarde el 1 de Julio, el punto que deseo abordar es el de la vinculación social con toda esta rebambaramba política y pretendo hacerlo desde 2 lineas:
La primera, la incapacidad del poder para ajustarse de manera efectiva a las contingencias sociales, y por ende, la aplicación de las mismas fórmulas fallidas para el manejo de estas.
La segunda; la propia condena social de todo aquello que nos saque de nuestro espacio de confort y rompa el status quo.
En cuanto al primer planteamiento, la respuesta no solo del PRI, fue contra producente; ante las manifestaciones gestadas desde las redes sociales, vimos a una deslucida Chepinita Vazquez Mota, pretendiendo surfear una ola que no podría más que ahogarla y destrozarla contra las rocas del arrecife de la opinión pública, haciendo un llamado para manifestarse contra el regreso del Dino a Los Pinos, fingiendo tener un poder de convocatoria que era evidente por su inexistencia, tal como ha quedado demostrado en sus actos de campaña, que actualmente le merecen un incómodo tercer lugar, interesante habría sido ver a la abanderada panista, tener la insensatez (pues tal como lo dijo el Capitán de los Poetas Muertos, la línea entre el valor y la estupidez suele ser muy delgada) incorporándose a la manifestación, pretendidamente convocada, a ver cómo le habría ido.
Sorprende también que el PRI se mantuviera en la línea de la necedad, tal como se constata en el Big Brother, enque se han convertido las redes sociales, al intentar desmerecer y manipular las manifestaciones en torno al primer debate de los presidenciables, principalmente las expresadas via twitter, que cabe decir, es la plataforma con mayor número de usuarios a nivel nacional, creando bots y troles cibernéticos para intentar contener la ola de señalamientos que se hicieron en contra principalmente de Enrique Peña, y en esta misma línea de acción, descalificando la marcha convocada el 18 de Mayo a la plancha del Zócalo capitalino, minimizando el número de manifestantes, teniendo que ser corregido por diversos medios internacionales; presentando cifras que, más alla de que nadie las crea, abonan al sentir social de seguir siendo tratados como retrasados mentales.
En conclusión, el desencanto Nacional, nace esencialmente de la sorpresa de darnos cuenta que Enrique Peña, no es el candidato que habríamos imaginado; pues si bien existía la suposición de que podría ser un Presidente de regular a malo, dábamos por sentado que sería un excelente candidato, y que sus deficiencias al llegar al poder, serían cubiertas por la estructura de un partido que tiene experiencia de gobierno y podría contener y de ser necesario reducir las acciones de la cabeza del Ejecutivo; la realidad contraria debió preverse desde su designación como candidato al interior de su instituto político, pasando por encima, contundentemente, dicho sea de paso; de una de sus vacas sagradas; Manlio Fabio Beltrones, misma que aunque inicialmente generó certezas, hoy solo crea incertidumbre dada su independencia ligada a la incapacidad personal de operar sin errores.
La segunda línea de análisis que deseo abordar, es la que me parece verdaderamente preocupante y considero, en gran medida; incluso absurda, me explico; una de las graves dolencias que ha padecido el País en todas sus elecciones anteriores, ha sido la de la falta de participación social, o en términos concretos EL ABSTENCIONISMO; en la historia reciente, la cultura democrática mexicana, ha estado ligada estrictamente al voto. En algún artículo anterior, he señalado que en un esquema Hobsino, parecía ser que nuestra obligación ciudadana comenzaba y terminaba el día de la votación y luego entonces, aquellos que sufragaban se distinguían de los malos ciudadanos que simplemente no lo hacían y por norma, eran mayoría; la interiorización de estas ideas, generó el debate en torno a diversos temas que en otros momentos habrían sido simplemente impronunciables, por ejemplo; en la legislatura pasada, se debatió por primera vez en el Congreso la posibilidad de la reelección legislativa, ligada a un esquema que premiar a aquellos representantes que hubieren realizado un trabajo digno, dándoles la oportunidad de mantenerse por un periodo consecutivo; afortunadamente, dicha iniciativa no prosperó, y digo afortunadamente no porque ésta necesariamente sea negativa, sino por el principio básico de que una construcción no se edifica comenzando por el penthouse, es decir, en nuestra incipiente democracia, como en todo lo que inicia, debemos comenzar irremediablemente por el principio.
Ahora bien, partiendo del precepto esencial de que, para la sociedad era claro que el abstencionismo, entendido también como la falta de involucramiento en los asuntos nacionales, eran el lastre que favorecía la corrupción de gobierno, habríamos supuesto que la acción civil, no podría tener otro destino más que una aceptación generalizada, irónicamente el análisis de los acontecimientos actuales, nos muestran que un amplio sector de la población no lo entiende de esta manera.
De forma evidente, tanto el aparato tanto gubernamental, como el partidista, han desestimado, infiltrado o intentado pervertir la acción social, no solo en cuanto a los dichos de los candidatos, sino despreciando la trascendencia de la misma en el discurso oficial, y esto, sorprendentemente ha encontrado eco en la propia sociedad civil, calificativos como “frezapatistas”, “popis de izquierda” y muchos otros con diversos grados de ingenio, han sido replicados en las propias redes sociales, incluso entre grupos de ciudadanos que se consideran a si mismos profesionales “ilustrados”.
Con particular interés, he escuchado y leído críticas de colegas, algunos incluso catedráticos universitarios, (algunos incluso de la propia UIA), condenando el activismo estudiantil, pretendiendo que este se sujete a normas que negarían su propia razón de existir, tristemente en este México moderno, solo se validan las acciones que no trastoquen el status de confort social, o como dice Mauro Rodriguez en su libro Miedo a la Verdad, “quién más posee, tiene mayor dificultad para afrontar los hechos, pues al reconocer la verdad objetiva, tendría que aceptar que por mucho tiempo ha enarbolado una ideología falsa o equivocada”.
Lo que me parece más importante de destacar, es que justamente esta convivencia de acciones, pareceres, opiniones y hasta reclamos, son el verdadero conformante del espíritu democrático, ya que este no puede existir en la falta de acción, reza el viejo refrán “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece” y en cuanto a esto, a mayor grado de involucramiento y manifestación social NO PARTIDISTA, nuestro Querido México, puede aspirar a ser gobernado por una cúpula con sentido social y conectada con el interés verdadero de la ciudadanía, es decir, PUEDE COMENZAR A ASPIRAR A TENER UN MEJOR GOBIERNO.
Finalmente para todos aquellos que se desgarran las vestiduras y señalan y condenan la acción social, espero que nuestro acontecer Nacional, los acostumbre a la rabieta, y que este periodo consolide nuestro ingreso a los albores de la participación ciudadana efectiva, BIENVENIDO SEA MÉXICO A LOS ALBORES DE LA HECHURA DEMOCRÁTICA.
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