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viernes, 4 de diciembre de 2009

EL MÉXICO DEPRIMIDO

El concepto de un México que vive deprimido, aunque actual, no es en definitiva nuevo; el planteamiento de una sociedad que ha perdido su capacidad de conmocionarse ante hecho alguno, que acepta con desencanto, pereza incluso, cualquier zaga de eventos; se ha convertido en un tópico largamente tratado, sin embargo, tristemente, jamás de forma suficiente.

La desvinculación que existe entre la sociedad mexicana y su reacción ante la realidad que le circunda, nos hace pensar que ambas cohabitan espacios distintos; en concreto, tal como diría la abuela "ya nada nos conmueve", vivimos inmersos en una problemática cotidiana tan abrumadora, que quizá por salud mental, quizá por mera apatia, nos blindamos de los sucesos que determinan nuestro dia a dia y marcamos con ello, el sello de nuestra generación, que de facto no es otro mas que la apatía.

Abordo esta entrada en tales términos en relación a la denominada "Marcha del duelo", que el día de mañana 5 de diciembre, conmemorará un vergonzante sexto mes sin resultados desde del incendio de la guardería ABC, en Hermosillo, tal pareciera que la muerte de 49 bebés y las lesiones de 68 mas, no son motivo suficiente para que como sociedad, condenemos mas alla de las charlas catárticas de café, la falta de acción de las autoridades, para que les exijamos la rendición de cuentas, eternamente mentada en las tomas de protesta y permanentemente exiliada de los actos del poder.

La tragicomedia de la política nacional, nos ha hecho morir de risa a cambio de no vivir muertos de angustia, y asi la vida y la muerte se convierten en mera estadística ante nuestra indiferencia, justificada generalmente con la frase "de que sirve que yo haga...", cuando no hemos caido en la cuenta de que, de hecho, hace mucho tiempo que es poco o nada lo que verdaderamente hacemos, nos sumamos a modas y esquemas novedosos en el dicho, con tal de que se perciba que estamos preocupados por la situación que nos rodea, sin embargo, dificilmente pasamos del análisis a la acción; confundimos "decir" con "hacer" y por ello consideramos que una vez que le mentamos la madre a la cúpula, cumplimos con nuestro deber cívico, cuando en la realidad, este se encuentra mucho mas alla de ello.

No atino a ver que es lo necesario para salir de este letargo social, mas aún en tiempos como los actuales, en los que, ni la economía, ni la seguridad, ni el bienestar nos están garantizados, ¿hasta donde habremos de llegar antes de corregir el rumbo?, ¿que tan profunda es esta apatía y que tan hondo nos golpearán sus consecuencias?; ¿que es lo que habrá de suceder antes de que el fuego de nuestas conciencias se encienda?; esperemos que no demasiado...