En una época en la que las alianzas políticas son la constante en el desarrollo público, las ideologías quedan de lado, dando paso únicamente a la conservación del poder por el poder, la imposibilidad de la sociedad para sentirse representada, radica en que la clase política solo se representa a si misma, sin que la gente pueda aspirar a que sus deseos, ideas o preceptos, se conformen como políticas de gobierno.
Inicialmente podríamos pensar que la falta de identidad política tendría como consecuencia, una falta de identidad de la sociedad, con los partidos políticos, sin embargo, el fenómeno de contar con una estructura político-gubernamental carente de facto de principios o doctrinas, ha desembocado en un desencanto social absoluto, que, irónicamente; es el caldo de cultivo necesario para perpetuar este esquema.
México, a lo largo de su historia, ha sido un país con un alto sentido político-ideológico, el mexicano, se ha involucrado en distintas doctrinas sociales, partidos, organizaciones, etc., y ha incorporado a su historia, la defensa que ha hecho de las mismas, incluso con sangre y fuego; sin embargo, nuestra realidad contemporánea dista absolutamente de lo hasta ahora enunciado.
Conversando con personas de distintos estratos sociales, culturales y económicos, podemos constatar que la emblemática participación activa en el acontecer nacional, ha quedado en el pasado, dando paso a una desilusión que se expresa en el hartazgo total en torno a los temas públicos; ya no existen los rojillos, ni los de ultra derecha, ni los de izquierda, ni los de nada, todos se han englobado en un solo grupo: “los que estamos hasta la madre”, y esto se debe, asumo, a que la oferta de estructuras e ideologías, finalmente se ha agotado; la clase política, es en su conjunto, nefasta, y su único interés, es el de preservarse eternamente en el poder.
Sobra decir que la percepción general de los políticos, ha sufrido la misma suerte; tanto los líderes sindicales, como los tecnócratas, los progresistas, los anarquistas y todos los que sean, en la conciencia colectiva, solo son el mismo truhán con distintos disfraces, pero en todos los casos, a ninguno el interés público le significa algo.
Evidencia contundente de esto, es el índice cada vez mas raquítico de votantes en las diversas elecciones, como ciudadanos lo sabemos, no importa quién llegue al gobierno, una vez que sea parte de la estructura, asumirá su función de convertirse en un engrane mas de la maquinaria que aplasta las aspiraciones de desarrollo social, e impide el bienestar de los ciudadanos.
Las organizaciones civiles corren con la misma suerte, no importa si hablamos de la comisión de derechos humanos, amnistía o transparencia internacional, unidos contra la delincuencia, o cualquier otra ONG, llegado su turno, todas se prestan al juego del titiritero, y con mayor o menor cinismo, toman su rebanada del pastel.
Llegado a este punto, no podemos sino reconocer que el panorama es desesperanzador, pero no solo eso, también es incierto y por lo tanto, potencialmente peligroso; como ciudadanos, tenemos hambre de creer en algo, pues la otra opción es la resignación a una realidad que nos deja en el desamparo, y esto se transforma en campo fértil para convertirnos en rehenes de falsos profetas y para radicalizar posturas; la clase gobernante, no se percata que su falta de resultados, alimenta el resentimiento social, y si bien es cierto que la violencia generalizada no se vislumbra, mas por la incapacidad de organización social, que por no existir un sentimiento de animadversión verdadero, todo se centra en que los tiempos sigan su curso y la realidad encuentre una circunstancia que sirva como detonante, ¿podrán serlo las próximas elecciones?; difícilmente, aunque una constante verdadera si habrá de apreciarse, derivada de las alianzas entre partidos, hasta ahora contrarios en el dicho, aunque radicalmente opuestos en sus supuestas ideologías, el electorado habrá de manifestarse; ¿Cómo?, seguramente no manifestándose.
Un esmero personal por compartir la visión de un ciudadano treintón, atado a una realidad que disfruta, en la sola resignación de los prisioneros que tienen que mantener la cordura en medio del caos absoluto, una visión de una sociedad que ha hecho de la decadencia su status quo, añadiéndole ese toque dicharachero, arrabalero, propio de las grandes urbes, añadiéndole ese DESVARIO URBANO.
lunes, 25 de enero de 2010
jueves, 7 de enero de 2010
ENTRE EL CINISMO Y LA INCONCIENCIA
Recién inicia este nuevo 2010 y muy rápidamente, nos obliga a darnos cuenta de la realidad que lo entreteje, comenzamos un año con las mismas dificultades de los que le anteceden, y con otras "nuevas" que no pudieron llegar en peor momento, si es que acaso existe un buen momento para que lleguen dificultades.
Este es un año de iva del 16%, Metro de $3.00, parquímetros de $4.00, gasolina de $oh my god aún no sabemos, incremento en las tarifas de gas natural, tortillas, leche, agua, y un sinnúmero mas de trámites administrativos con los distintos gobiernos locales y el federal; actas de nacimiento, defunción, matrimonio, divorcio, tenencia, destenencia, asistencia, inasistencia, insistencia, perspicacia, suspicacia y que se yo, mas caras.
El problema se redimensiona cuando todos estos incrementos se dan en un contexto de crisis económica y descontento social, ya que si bien es un hecho conocido que desde la presidencia de Luis Echeverría, los distintos gobiernos habían mantenido una distancia específica con el desarrollo social verdadero, ninguno como el actual, encabezado por el presidente Calderón había manejado ese rubro en el estricto nivel del discurso, en desapego total de las necesidades mas básicas de los pobres del país, que sin reparo alguno, sabemos, son hoy por hoy, mas que la mayoria absoluta, la mayoría abrumante; el desempleo que de facto, ha alcanzado sus estándares mas altos en la historia del país, independientemente de las promesas de campaña, ha contribuido a una merma alarmante del poder adquisitivo de la clase media, y en este sentido, el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas es practicamente inexistente; si algo he de decir en cuanto a esto, es que México no se merecía una política económica de esta naturaleza.
Al escuchar el discurso del presidente Calderón, un sentimiento de frustración me embarga, es preocupante constatar que la cabeza del ejecutivo se encuentre tan desligada de la realidad nacional, mas alla de intentar dar un discurso esperanzador, se torna ridículo para quienes padecemos las consecuencias de sus mal tomadas desiciones, evidenciar su conocimiento poco o nulo de lo que está padeciendo la sociedad; de catarritos y males necesarios, pasamos a un nuevo decreto absurdo, "2010, año de la recuperación".
De igual forma, en su comparecencia ante la Comisión Permanente, su nuevo delfín que sustituye a su antigua ballena, en una cruzada por justificar, jamás con el interes de explicar, ponderar o analizar la naturaleza de sus acciones sobre los incrementos impositivos, declara: "resulta imprescindible actuar con responsabilidad para velar por la estabilidad, el crecimiento y la equidad" y sus palabras solo nos dejan con un dolor de estómago y la incógnita de ¿a que se refiere?, ¿la estabilidad de que?, ¿el crecimiento de quién? y ¿la equidad entre que y que?, Calderón remata diciendo "Yo quiero hacer un llamado a todos, además de asumir el compromiso del gobierno federal con la transparencia..., a que asumamos, sin cortapisas, los estándares de transparencia y rendición de cuentas"; si fuera esa su intención, quizá debió comunicarla a sus huestes.
Lo mismo podríamos argumentar en torno a otros actores políticos, sin reparo de sus extracciones partidistas; hace unos días y en una conversasión via twitter, le pregunté al diputado Gerardo Fernandez Noroña, el mismo que vehementemente, recriminón a la Cámara Baja su desición de incrementar impuestos y les increpó, haber traicionado la voluntad de sus electores, diciéndoles que no habian sido votados para ello; sobre su percepción en torno al aumento de impuestos, promovido por la ALDF, concretamente, de mayoría perredista; reproduzco esta breve conversación:
AL: en el afán de entablar un diálogo; que opinión te merecen los incrementos promovidos en el DF?
GFN: No los comparto, pero el del metro me parece justificado sin dejar de reconocer que es un golpe a la economía popular
AL: bajo que visión puede justificarse un incremento (sumado a otros) en medio de una crisis financiera?
Para esta pregunta, simplemente no llegó la respuesta, mostrando, en mi entender, que en nuestra triste realidad nacional, izquierda o derecha, solo hacen referencia a cual es la rebanada de pastel elegida, sin importar las posturas ideológicas o cualquier interés distinto al de la propia estructura de gobierno, ni remotamente el de la gente.
El caso es que en lo económico, este nuevo 2010, nace con una cara maltrecha, con un cinismo de estado que no nos proporciona tranquilidad alguna, si obligadamente tuviera que coincidir en algo con Felipe Calderón, es en su apuesta por el futuro, yo también le apuesto al mismo, pues concretamente, su mandato no es eterno, entre tanto, solo puedo pensar en una cosa: aguanta México, aguanta.
Este es un año de iva del 16%, Metro de $3.00, parquímetros de $4.00, gasolina de $oh my god aún no sabemos, incremento en las tarifas de gas natural, tortillas, leche, agua, y un sinnúmero mas de trámites administrativos con los distintos gobiernos locales y el federal; actas de nacimiento, defunción, matrimonio, divorcio, tenencia, destenencia, asistencia, inasistencia, insistencia, perspicacia, suspicacia y que se yo, mas caras.
El problema se redimensiona cuando todos estos incrementos se dan en un contexto de crisis económica y descontento social, ya que si bien es un hecho conocido que desde la presidencia de Luis Echeverría, los distintos gobiernos habían mantenido una distancia específica con el desarrollo social verdadero, ninguno como el actual, encabezado por el presidente Calderón había manejado ese rubro en el estricto nivel del discurso, en desapego total de las necesidades mas básicas de los pobres del país, que sin reparo alguno, sabemos, son hoy por hoy, mas que la mayoria absoluta, la mayoría abrumante; el desempleo que de facto, ha alcanzado sus estándares mas altos en la historia del país, independientemente de las promesas de campaña, ha contribuido a una merma alarmante del poder adquisitivo de la clase media, y en este sentido, el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas es practicamente inexistente; si algo he de decir en cuanto a esto, es que México no se merecía una política económica de esta naturaleza.
Al escuchar el discurso del presidente Calderón, un sentimiento de frustración me embarga, es preocupante constatar que la cabeza del ejecutivo se encuentre tan desligada de la realidad nacional, mas alla de intentar dar un discurso esperanzador, se torna ridículo para quienes padecemos las consecuencias de sus mal tomadas desiciones, evidenciar su conocimiento poco o nulo de lo que está padeciendo la sociedad; de catarritos y males necesarios, pasamos a un nuevo decreto absurdo, "2010, año de la recuperación".
De igual forma, en su comparecencia ante la Comisión Permanente, su nuevo delfín que sustituye a su antigua ballena, en una cruzada por justificar, jamás con el interes de explicar, ponderar o analizar la naturaleza de sus acciones sobre los incrementos impositivos, declara: "resulta imprescindible actuar con responsabilidad para velar por la estabilidad, el crecimiento y la equidad" y sus palabras solo nos dejan con un dolor de estómago y la incógnita de ¿a que se refiere?, ¿la estabilidad de que?, ¿el crecimiento de quién? y ¿la equidad entre que y que?, Calderón remata diciendo "Yo quiero hacer un llamado a todos, además de asumir el compromiso del gobierno federal con la transparencia..., a que asumamos, sin cortapisas, los estándares de transparencia y rendición de cuentas"; si fuera esa su intención, quizá debió comunicarla a sus huestes.
Lo mismo podríamos argumentar en torno a otros actores políticos, sin reparo de sus extracciones partidistas; hace unos días y en una conversasión via twitter, le pregunté al diputado Gerardo Fernandez Noroña, el mismo que vehementemente, recriminón a la Cámara Baja su desición de incrementar impuestos y les increpó, haber traicionado la voluntad de sus electores, diciéndoles que no habian sido votados para ello; sobre su percepción en torno al aumento de impuestos, promovido por la ALDF, concretamente, de mayoría perredista; reproduzco esta breve conversación:
AL: en el afán de entablar un diálogo; que opinión te merecen los incrementos promovidos en el DF?
GFN: No los comparto, pero el del metro me parece justificado sin dejar de reconocer que es un golpe a la economía popular
AL: bajo que visión puede justificarse un incremento (sumado a otros) en medio de una crisis financiera?
Para esta pregunta, simplemente no llegó la respuesta, mostrando, en mi entender, que en nuestra triste realidad nacional, izquierda o derecha, solo hacen referencia a cual es la rebanada de pastel elegida, sin importar las posturas ideológicas o cualquier interés distinto al de la propia estructura de gobierno, ni remotamente el de la gente.
El caso es que en lo económico, este nuevo 2010, nace con una cara maltrecha, con un cinismo de estado que no nos proporciona tranquilidad alguna, si obligadamente tuviera que coincidir en algo con Felipe Calderón, es en su apuesta por el futuro, yo también le apuesto al mismo, pues concretamente, su mandato no es eterno, entre tanto, solo puedo pensar en una cosa: aguanta México, aguanta.
Etiquetas:
2010,
calderon,
cordero,
incremento impuestos
Suscribirse a:
Entradas (Atom)